La profundidad de esos ojos verdes y esos cabellos cobrizos era mi obsesión desde el día
aquel que me encontré con ella, no pare en mis intentos por volverla a ver y oír su voz.
Recori el bosque en busca de aquel lago escuche al bosque en busca de aquella voz.
Al cabo de un rato recordé que tal vez Daeva mi yegua fiel amiga, con sus instintos
Recordara el camino, así que volví al castillo de Kaos y espere ansioso que pasara la noche.
Al llegar el alba, baje a los establos, en silencio no quería despertar a nadie, la coloque la
montura y cabalgue en dirección al bosque, era un día de primavera no corría nada de aire
no se movía ni una hoja.
Al llegar a un claro solté las riendas de Daeva y como animal empezó a pastar yo
me recosté sobre la madera de un viejo roble y acomode mis posaderas sobre el.
Pasaban las horas con lentitud ya cansado dormite unos segundos y desperté alertado
por el crujir de las ramas al ser pisadas desenvaine mi espada y con sigilo cogí de las riendas
a mi yegua me oculte detrás de ese viejo roble y espere no vi a nadie estaría soñando.
Así me relaje de nuevo y empece a dormitar esta vez llevaba las riendas de mi yegua sujetas
con firmeza , esta vez ella era que tiraba de mi, me conducía sin rumbo me deje llevar.
pasado unos minutos, se oía el correr del agua entre las rocas algo muy común en el bosque
de pronto el aroma en el aire cambio, era un aroma familiar olía a vainilla y canela esboce
una sonrisa y sabia que por fin mi búsqueda había concluido por fin la encontré.
Al mirar sus ojos comprendí que siempre estuvo allí observando y esperándome.
Al verla la pregunte, llevo años buscándote.
A lo que me contesto, buscaste con tus ojos, no con tu corazón.
Nos miramos a los ojos y me dijo, ven acércate ya me encontrarte me dio la mano,
y nos adentramos en el lago se acerca a mi y me susurra siempre confié en tu promesa.
Me beso y me dijo ya estoy lista para acompañaros.
Salimos del bosque y como bruma el lago se desvaneció.
