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| EIRA |
Ese amigo, ese caballero, era para mi mucho mas importante que un buen amigo.
Parecía imposible, perder el corazón de esa manera, para una hechicera de mi experiencia.
Pero así había sido, pero además era un amor diferente del que había tenido con mi anterior esposo, con el siempre fue sosegando y calmo, ahora era rabioso, ardiente, colérico.
Por eso el día que fue capturado por el enemigo, la tierra tembló ante mi furia.
Acudí al campo de batalla, con una calma fría, las personas que me conocían sabían que eso no presagiaba nada bueno.
Desde lejos se le veía. Era un cuerpo de hombre fuerte y musculoso, al cual habían hecho prisionero con unas cadenas cadenas livianas para su fuerza, pero como están cerradas por un candado de dragón mágico.
Le están produciendo bastante dolor, ya que ese tipo de dragones son eléctricos, así que le estarían dando continuas descargas, las cuales, no matan pero atormentan en extremo.
Que le estén causando daño a propósito a mi hombre, me cabrea mucho, así que solo conseguirán que los truenos estallen sobre su cabeza.
He recurrido a la invocación de la Triada, así que nuestros guerreros están conjurados, con barreras defensoras, para evitar sus espadas, también he llamado a mi hermanastro, el señor de las tormentas y el hará que descarguen sobre sus hombres, que los rayos los calcinen antes de que puedan emprender la carga en la batalla no dejare piedra sobre piedra, ni cabeza sin cortar hasta que el señor del averno y el kaos este libre y yo en mi puesto, caminando un paso por detrás de el.
A pesar de que no mueve ni un músculo de la cara, veo como el resto de los músculos del cuerpo se tensan con cada sacudida, es mas lo siento en mi piel.
La batalla avanza en tu dirección, tu soldados, los mios, nuestros amigos ,luchan por llegar a ti antes de que alguien se de cuenta de que tienen la batalla perdida y te quieran pasar a cuchillo.
Tu eres mas consciente que yo de los enemigos que van siendo heridos o muertos por mis armas.
De hecho esta es la primera vez que me ves con tu preciosa hacha única en las manos, casi pesa lo mismo que yo, pero mi rabia no me deja notarlo.
Una flecha sale en tu dirección y tengo que hacer un esfuerzo sobre-humano para desviarla con mi magia, ya que estoy demasiado lejos aun, y me estoy empezando a desesperar, necesito tu calor para asegurarme que esta pesadilla terminara.
Así que me pongo de pie sobre mi caballo de guerra y lo lanzo al galope entre la tropa enemiga, como si fuera el ariete que abrirá paso.
Manteniendo el equilibrio sobre sus lomos solo tengo que dejar colgando a cada lado de mi cuerpo el hacha y la espada, y ellas con el aire que desplazan, van cortando las manos y brazos de los enemigos que osan interponerse.
Detrás de mi tu preciado ejercito de kaos.
Uno de tus muchachos intenta agarrar al candado dragón para liberarte y lo único que consigue es un buen mordisco y que tu recibas una descarga, ambos apretáis los dientes sin soltar exclamación alguna.
Reina se lleva al herido, tendrá que curarle con magia.
Shee me ayuda con el candado dragón y anulamos sus magia, al fin podemos abrirlo ya que ahora es un simple candado metálico en forma de dragón, ella se lo lleva junto con las cadenas, y pronto nos dejan solos a los dos, me coges de los brazos y me acercas a ti.
*-Mujer…. Me dices mientras me miras a los ojos…
*-Te odio patán, no vuelvas a asustarme así…
*- Y tu no tientes a tu suerte, ahora estoy débil, pero conservo fuerzas suficientes para darte una tunda en el trasero…
Me giras y ambos quedamos frente a tu ejercito, el cual estalla en gritos de jubilo cuando coges el hacha de mis manos y lo levantas agitándolo por encima de tu cabeza.
Después de eso la vuelta a casa es tranquila, mi mundo me lleva entre sus brazos

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